Ellas mandan

Advertencia: Si no has visto Juego de tronos y la tienes pendiente, no leas este artículo (salvo que te dé igual que te destripen algunas de sus tramas). Si eres seguidor y no has visto la sexta temporada (no sé a que estás esperando), te recomiendo que tampoco sigas leyendo. Mejor que vuelvas la próxima semana. No digas que no te lo advertí. A los demás, bienvenidos.

Hay palabras que no me gustan y que no queda más remedio que tragarse cuando los medios las ponen de moda y nosotros las repetimos como mantras. No hablo sólo de sorprendentes extranjerismos -véase el famoso sorpasso-, sino de neologismos que vienen de la teoría política o de algunos movimientos sociales. Es el caso de empoderamiento, empoderar y todas sus variantes. No quería empezar sin decirlo, aprovechando la circunstancia que me ocupa, pero no voy a hablar de léxico, no se crean, sino de televisión. Porque si hay una traslación del concepto ‘empoderamiento femenino’ a la cultura popular de masas en los últimos tiempos esa es la deriva que ha tomado Juego de tronos. El juego, ya se veía venir y con el final de la sexta temporada se confirma, es cosa de mujeres. Al menos el final de la sexta temporada así lo demuestra con una renacida Cersei, una adulta Sansa y una guerrera Daenerys como puntas de lanza de la batalla que se avecina. Y por ahí están también, no lo olvidemos, Arya Stark, Brienne de Tark, Melisandre, Asha Greyjoy y hasta, por qué no, Elí. Los hombres o son solo peleles o meros compañeros o simples brazos ejecutores o están condenados a morir por sus egos y ambiciones. Veremos si la cosa sigue por ahí.

game-of-thrones-season-6-episode-4-daenerys.jpgLo que de momento nos deja la serie con el final de su sexta temporada son dos capítulos para enmarcar. Uno, La batalla de los bastardos, el noveno, el de la madre de todas las luchas, al menos hasta el momento. Yo que por un lado no soy nada dado a escenas de batallas y por otro, tengo la necesidad siempre de ir contra lo que diga la mayoría, me rendí a la evidencia y disfruté como un enano. Y ahora me cuesta ver batallas de mundos fantástico-seudo-medievales que no sean así de sucias, así de crueles y así de agobiantes. Voy buscando inconscientemente supuestos héroes (John Snow) así de estúpidos; villanos (el repulsivo Ramsey Bolton) con tanta imaginación sádica; y mujeres ninguneadas –otro palabro que no me gusta y que he acabado adoptando, por cierto-, humilladas y maltratadas (Sansa Stark), que acaban resolviendo la papeleta por obra y gracia del progresivo empoderamiento –aquí está, sabía que lo utilizaría– que las ha transformado de personaje florero a activo esencial.

game-of-thrones-season-6-trailer-main.jpg

El otro capítulo, el último, Vientos de invierno, con mi segmento preferido de la temporada: la consumación de la venganza de Cersei y sus consecuencias inmediatas. Es un placer asistir a esa clase magistral de dirección, más allá de que hubiera ganas (que las había) de ver renacer a la reina madre de sus cenizas y ver desaparecer al Gorrión Supremo -acertadísimo regreso del gran Jonathan Pryce- y a pesar de que en el camino perdamos otro personaje femenino, la reina Margaery, que siempre podía dar mucho juego. Hay tres momentazos en el capítulo con una potencia visual arrolladora y que justifican no ya una temporada sino toda una serie: la puesta en escena -nunca mejor dicho- de la vengadora, con ese traje de guerrera y esa copa de vino en la mano; el plano (fijo y con fuera de campo incluido) con el que se nos cuenta la renuncia del rey Tommen a seguir intentando ser justo en este mundo de vilezas en el que tu madre es la peor de todas; y ese sentarse de la nueva reina en el tan codiciado trono ante la atenta y siempre fascinada mirada de su hermano/amante. Cersei, por cierto, que sin hijos en este mundo ya no tiene más debilidad que su amor/atracción fatal por Jaime… La guerra que se avecina en la próxima temporada no sabemos por dónde irá, pero parece claro que será femenina. Y a mí que no me tenía que gustar Juego de tronos

139525.jpg

2 Comments

Deja un comentario