Jon, Tucker (et alt) y Antonio

Semana del 7 al 13 de febrero de 2022

En la semana de los Goya –no comments– veo mucho cine aunque curiosamente solo una española y presumo pronto que de todo lo visto muy poco acabará sobreviviendo al paso de los días. Haciendo un esfuerzo, destaco un musical reciente, una sátira política y una película argentina de todo menos cómoda. Los tres giran, curiosamente, alrededor de personajes masculinos.

El otro musical del año

Decidido a no pensar mucho me pongo Tick, tick… boom. No esperaba mucho de este musical que adapta el homónimo (y autobiográfico) de Jonathan Larson -autor del superéxito Rent– y quizá por eso, por esa falta de expectativa, me gusta bastante.

No es para tirar cohetes, no tiene apenas reverso oscuro y a veces es demasiado deudor de la historia real -de los personajes, de las localizaciones—, de la admiración por Larson -claro- y de lo que podemos aprender de nuestra propia época visitando la de la historia, pero disfruto de su rollito metalingüístico, de sus canciones y de la interpretación de Andrew Garfield. Como contenido de Netflix con el que pasar el rato funciona sin cabrearme, que ya es bastante. Al último niño mimado del musical en EEUU, Lin-Manuel Miranda (En el barrio, Encanto), le pediría algo más de ambición. Pero no seré yo quien colabore en su lapidación pública, que parece uno de lo nuevos deportes de moda entre cinéfilos.

Vista en Netflix.

Arrollado por la sátira

In the loop (2009) es quizás mi gran descubrimiento de la semana -sí, lo sé, un poco tarde, pero yo voy a mi ritmo-, tanto que ya tengo en la lista de espera La muerte de Stalin (2017), la otra película de Armando Iannucci, su director.

No es fácil de seguir a veces por su ritmo endiablado, pero esa es precisamente también su mayor virtud, es arrolladora, como lo era también su incursión televisiva posterior, la brillante Veep. A veces este guion, nominado al Óscar en su momento, podría hacer más sangre en su crítica al estado de las cosas y a cómo está organizado el mundo, pero la película te deja un gran sabor de boca. Y qué gusto dar ver a grandes como el añorado James Gandolfini pasárselo así de bien trabajando.

Visto en Filmin.

Las grietas de una vida perfecta

Me meriendo también la marciana ¡Bruja, más que bruja! (Fernando Fernán Gómez, 1976), divertida e irregular y la incómoda Shiva Baby (Emma Seligman, 2020), meritoria pero de nuevo algo conformista consigo misma, pero me detengo en una película argentina que hace precisamente de la incomodidad en el espectador su bandera: Animal (Armando Bo, 2018).

Es cierto que esperaba mucho más de ella, pero no lo es menos que te ata a la silla y te hace revolverte más de una vez. Guillermo Francella está muy bien pero no acaba de sobresalir del todo en un rol que sobre el papel era un auténtico caramelo. Al resto de personajes quizás les faltan aristas y a veces el filme exagera el tono -especialmente en su parte final-, pero, eso sí, la película nos regala muchas encrucijadas morales sobre las que debatir después -los típicos Qué harías tú que tanto me gustan en el cine- y tiene un arranque para enmarcar, para ver y analizar en bucle.

Vista en Netflix.

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